Francy Viviana González Orduz anavivi2007@yahoo.es
Mari Luz Ruiz
Yohana Mozo
CURSO: 10-04
Se le ha denominado al turismo como la “industria sin chimeneas” en cuanto es un generador de ingresos para cualquier región que cuente con atractivos naturales y culturales de interés para el visitante. Y no debemos desconocer que el nuestro es un departamento colmado de riquezas que despiertan emoción y atracción para cualquiera que llegase a descubrirlas.
Pero tenemos que reconocer también que la promoción de las riquezas de cualquier región depende en grandísima medida de la manera como los habitantes invitemos al visitante a descubrir aquellas mismas maravillas que tenemos el privilegio de disfrutar a diario.
La Feijoa es una de las maravillas de la cultura del turismo; patrimonio botánico de nuestra tierra americana, la cual es una verdadera novedad para loa viajeros de todas partes, y la mostramos con orgullo y agrado en los municipios de Tibasosa y Nobsa.
La mayoría de los boyacenses sabemos de la feijoa, que es un árbol frutal de clima frió, cuyo fruto se asemeja a la guayaba que se nos trae de regiones mas calidas. Lo que si conocemos suficientemente es su dulce y delicioso sabor al consumirla madura además de las creativas aplicaciones culinarias que le han dado esos expertos pragmáticos de la cocina, los cuales aplican recetas y procedimientos utilizados en el procesamiento de frutos similares.
Apenas estamos conociendo todo acerca de este delicioso fruto, cuando ya nos vemos frente al compromiso de convertirnos en expositores. Casi avezados de esta “hija de América”. Lo anterior en vista a aquella proyección que se le quiere dar a nuestra región como atractivo turístico para los viajeros de otras regiones del país y aun mas para extranjeros que emulan con sus viajes la odisea de aquellos conquistadores de la Europa occidental que hace un poco menos de cinco siglos se “toparon” con un nuevo mundo, en sentido literal, al encontrarse con maravillas naturales que ni el mas creativo de los literatos de aquel entonces hubiese imaginado.
El momento en el cual el visitante se muestra curioso frente a su particular descubrimiento como es el de un fruto que pareciera ser no mas que una semilla de un bello arbusto ornamental, cuyas flores de color rojizo son atractivas para cualquiera, no esta lejos de recrearnos la experiencia de aquellos primeros botánicos que recogieron la geografía del recién descubrimiento (nuevo continente).
Su fruto es de color verde en algunos casos redonda o alargada, su pulpa es color blanco verdoso y unas semillas de Mm. de diámetro de color café. Sin dejar de lado su delicioso aroma.
Antes de probar la fruta ponemos en duda si su sabor será, amargo, ácido, o insípido, pero cuado mordemos sentimos el mas dulce y agradable sabor.
Como todo descubrimiento, es una experiencia inolvidable, sobre todo al tener en cuenta que en ese momento volvemos a despertar la curiosidad de niños que todos llevamos dentro.
Así como mama nos enseño con dulzura a descubrir cada elemento de la realidad, nosotros tenemos la responsabilidad de mostrar con habilidad los tesoros que esconde nuestra tierra, entre ellos la feijoa como la llaman los científicos acca sellowiana, que al fin de cuentas se ve y sabe igual, bien para el campesino que la cultiva, bien para el ingeniero de alimentos que la procesa o bien para el privilegiado que la lleva a su boca , ya sea fresca en fruto o en forma dulcen en, jugos, tortas , postres, etc.
En la manera en que promocionamos, en el buen sentido (nuestra riqueza boyasence) dependiendo el fruto del proyecto turístico que se inicia en nuestro departamento, el cual busca llevar nuestra cultura fuera de cualquier frontera.
Ojala que nuestro desarrollo con relación a la cultura del turismo nos permita lograr que el visitante diga en su momento: encontré dos cosas verdaderamente dulces en Boyacá, la feijoa con su delicioso sabor y los boyacenses con su amable trato.
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